Originario de la región del estrecho de Bering, en Siberia, este perro toma el nombre de la antigua tribu de los Huski. En el transcurso de varias expediciones polares, ha sido apreciado sobre todo, por su gran velocidad y por su extraordinaria resistencia. Por estas cualidades, es importado en Alaska a comienzos del siglo XX, para ser utilizado en las carreras de trineos. Pronto se impuso por su velocidad y por la facilidad con que se adiestraba para el trineo. Su difusión en Canadá y en Norte América fue muy rápida, siendo actualmente su participación en las competiciones, cada vez más numerosa. En 1914 fue redactado el estándar oficial de la raza por obra del Club Americano del Husky Siberiano. En la última Post-Guerra, el perro se difundió en muchos países europeos donde un número cada vez mayor de criadores se ocupa de él. Para el Husky Siberiano como para otras razas de trineo, el entrenamiento comienza con la colocación de los arreos de trineo para pasar luego al enganche, al mando de un guía de tiro. Para crear un buen guía de tiro, son necesarios años de paciente trabajo, eligiéndose para este puesto a los perros que desde pequeños tienen más personalidad y temperamento. Los tiros o (como más comúnmente los llaman los apasionados) de trineo, tienen un número impar de perros y pueden engancharse en abanico o en una única cuerda, situándolos a ambos lados de la misma. Casi imbatibles en las carreras de velocidad sobre diversas distancias, los Husky son, sin embargo, menos adecuados para tirar de un trineo con grandes cargas, aún en cortos recorridos.